Sombras que sólo yo veo, me escoltan mis dos abuelos. Lanza con punta de hueso, tambor de cuero y madera: mi abuelo negro. Gorguera en el cuello ancho, gris armadura guerrera: mi abuelo blanco.
Africa de selvas húmedas y de gordos gongos sordos... - ¡Me muero! (Dice mi abuelo negro.) Aguaprieta de caimanes, verdes mañanas de cocos... - ¡Me canso! (Dice mi abuelo blanco.) Oh velas de amargo viento, galeón ardiendo en oro... - ¡Me muero! (Dice mi abuelo negro.) ¡Oh costas de cuello virgen engañadas de abalorios...! - ¡Me canso! (Dice mi abuelo blanco.)
¡Oh puro sol repujado, preso en el aro del trópico; oh luna redonda y limpia sobre el sueño de los monos!
Sombras que sólo yo veo, me escoltan mis dos abuelos.
Don Federico me grita y Taita Facundo calla; los dos en la noche sueñan y andan, andan. Yo los junto.
- ¡Federico!
¡Facundo! Los dos se abrazan. Los dos suspiran. Los dos las fuertes cabezas alzan; los dos del mismo tamaño, bajo las estrellas altas; los dos del mismo tamaño, ansia negra y ansia blanca, los dos del mismo tamaño, gritan, sueñan, lloran, cantan. Sueñan, lloran, cantan. Lloran, cantan. ¡Cantan!
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BALLADE DES DEUX AÃEUX
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Ombres que je suis seul à voir, mes deux aïeux me font escorte. Une lance à la pointe d'os, un tambour de cuir et de bois: mon aïeul noir. Un gorgerin sur un cou large, une grise armure guerrière: mon aïeul blanc.
Ombres que je suis seul à voir, mes deux aïeux me font escorte.
Don Federico m'interpelle, Taïta Facundo se tait; tous les deux rêvent dans la nuit, et marchent, marchent. Je les rassemble.
- Federico !
Facundo! Tous les deux s'embrassent. Tous les deux soupirent. Tous deux redressent leurs deux grosses têtes; tous les deux de la même taille, sous les hautes constellations: tous les deux de la même taille, angoisse noire, angoisse blanche, tous les deux de la même taille, criant, rêvant, pleurant, chantant. Rêvant, pleurant, chantant. Pleurant, chantant. Chantant !